La reina de la feria
Guisela Bahruth (Guatemala)
Contextualización
socio-política
En 1950 Jacobo Arbenz es el electo
presidente de la república de Guatemala.
Éste inicia la Reforma Agraria con el decreto 900. La oposición lo
cataloga como una amenaza comunista. Con la ayuda del Presidente Eisenhower, se
crea la Operación Éxito, encabezada por Carlos Castillo Armas y Miguel Ydígoras
Fuentes con el propósito de derrocar a Jacobo Arbenz. En 1954 y gracias al
involucramiento estadounidense, el Presidente deja el poder, finalizando así la
apertura democrática guatemalteca.
Aproximadamente en 1964 nacen los
grupos guerrilleros y se inicia la ofensiva. En 1968 y bajo el régimen de
Méndez Montenegro se agudizan los enfrentamientos guerrilleros, los cuales
siguen, con altas y bajas, hasta 1978 cuando se inicia el período presidencial
de Lucas García, donde predomina la violencia, la cual llega a su apogeo en
1980 con la quema de la Embajada de España, hecho que ha sido catalogado como
el símbolo de la desconformidad.
Tras varios años de negociaciones
entre los diferentes gobiernos de Guatemala y la guerrilla, y bajo el gobierno
de Álvaro Arzú, el 29 de diciembre de 1996, se firma la paz en el “Acuerdo de
paz firme y duradera.”
Cabe mencionar que uno de los
períodos más sangrientos en la historia de Guatemala se dio bajo el régimen de
Ríos Montt (1982-1983).
Este cuento resume la historia de
tres personajes que buscando la justicia, se introducen al mundo de la
guerrilla izquierdista. Los hechos suceden dentro de un marco aproximado de 20
años, entre los 60’s y 80’s.
La decisión de fundir tres
personajes en uno solo nace de la necesidad de incluir partes significativas de
la vida de cada uno de ellos, sin identificarlos plenamente y así tratar de
proteger sus identidades.
Por otro lado, la
voz narrativa representa el dilema que miles de guatemaltecos y guatemaltecas
vivieron al no tomar parte activa de la política guatemalteca y el sentimiento
de culpa que esto ocasionó entre ellos y ellas.
La
reina de la feria
Guisela
Bahruth (Guatemala)
Cómo
pretender que es un recuerdo, que la pesadilla quedó atrás si las cicatrices
son perpetuas y la violencia vivida está impregnada en nuestra esencia; el
terror llegó para quedarse… siempre
El
encuentro
A pesar de cubrirse la cara con esa
vulgar gorra para esquiar, la reconozco. El cañón de la ametralladora
descansando amenazante bajo mi quijada no me confunde, y aunque esté
demandando, con extraña voz, impuestos de guerra y escupiendo toda clase de
propaganda sé quién se esconde tras el disfraz. Esos ojos celestes, tan
diferentes a los de cualquier otra persona, no pueden engañarme Tienen la misma luz que vi, no hace apenas ni
seis meses, cuando anunciaron que había sido electa la reina de la feria;
nuestra reina. Caía el sol y el color del
ocaso llenó sus ojos con ese color… el mismo color que tengo ahora frente a mí.
¿Qué hago aquí, en medio de este
espectáculo sin sentido, participando hipnóticamente ante el encanto de una
reina vestida con traje de combate y emanando aroma de revolución? ¿Cuál es mi
pape en este drama, el de la pintora en busca de paisajes volcánicos dispuestos
a dejarse plasmar en mi canvas o el de la prima-mejor-amiga tratando de
comprender decisiones del ama, ideologías inaccesibles en mi mundo de cristal?
La lógica me
impone miedo, un miedo al que mi mente rehúsa visitar, exigiendo un viaje a través
de esos ojos, ignorando las máscaras y reviviendo su rostro magistralmente
maquillado y enmarcado por perfectos bucles dorados, los únicos en nuestro
pueblo bendito con piel canela y cabellos de azabache.
En su mirada,
el mito de la guerrilla se descubre ante mí, No puedo seguir romantizándolo,
viendo héroes hermosos alzando la bandera de la justicia, exigiendo la
libertad, derecho único de nacimiento, más aún, pierdo la prerrogativa de aceptar
versiones impuestas sobre hombres-diablos destructores de la democracia. Voltear la cabeza hacia el otro lado no es
más una opción para mí, mi país está sangrando y yo me encuentro bañada por la
savia que emana de una de las miles de laceraciones infringidas por mi
gobierno.
Resulta curioso, en mi ignorancia
aristócrata, mi imaginación y mi fantasía sólo pueden alcanzar paisajes
límpidos, paraísos terrenales rescatados en mudos cuadros al óleo, donde el
hambre, la persecución y la muerte prematura no tienen cabida. No puedo dejar
de preguntarme qué barita magina nos
hace cambiar nuestros senderos, qué destello nos alumbra para abdicar reinados
banales, abandonar dogmas impuestos, enfrentar nuestros miedos y entregarnos a
una causa que va en contra de nuestra cuna, o nos deslumbra encegándonos y
obligándonos a permaneces en nuestras jaulas de oro, pariendo niños con el pan
bajo el brazo, generosamente protegidos en burbujas de jabón de olor y sin
ningún derecho a sufrir por la violencia por el solo hecho de haber nacido en
privilegio.
Hoy, en la garganta de la selva,
frente a frente, la representación de lo impensable; la joven romántica,
inocente e ingenua tratando de pintar una paz inexistente y la reina de la
feria tratando de recuperar esa paz para devolvérselas a los ignorados… un
futuro asegurado, comprado generaciones atrás y otro e la mirilla, en la cuerda
floja.
Amnesia
temporal
¡Alfombra!
Como una alfombra le digo mientras nos reímos a carcajadas. El encuentro,
condenado a un doloroso silencio, parece no haber dejado huellas, en este
momento las risas lo desvanecen nunca tuvo lugar… ¡Parecés una alfombra!
Ese traje blanco puro y ese tul
tratando de proteger esa piel igualmente transparente le dan la impresión
triste de una alfombra raída. Las interminables horas bajo el sol en luchas
secretas no dejaron ni una gota de color sobre su piel y hoy, en el día de su
boda, la reina de la feria no logra sobresalir del vestido, parece que éste la
atrapa en su blancura haciéndola casi invisible. Quizá éste debería ser su traje de combate.
Hoy su perfume no es de guerra sino
de jazmines, único digno para la ocasión. Está hermosa… al fin y al cabo todas
las novias son hermosas. Pero, son sus ojos, una vez más, los que la delatan.
Única luz capaz de traspasar instantes y permanecer eternidades.
Sintiendo la falacia del momento
puedo saborear el agridulce triunfo de nuestra sociedad aplastadora, sugiriéndome
que los juegos de guerra, en nuestra esfera, no son más que una cortina de
encajes sin el poder de cubrir nuestra verdad. Perdiéndome en su mirada me
pregunto, ¿dónde quedaron los desplantes de juventud? ¿Qué pasó con la reina
idealista en busca de la utopía? ¿Dónde empieza la reina y termina la
guerrillera? –doble vida, navaja de doble filo.
¿Estaremos
nuevamente en la boca-calle de senderos entrelazados? O, ¿Quizá frente a frente
de nuestros ojos-espejos reflejando nuestras propias contrariedades? He aquí la
pintora enmascarada de conformismo y sumisión, reflejándose en imágenes
manchadas por la sangre de las víctimas del poder militar y cubierta de
lágrimas, producto de la cobardía al no gritar a los cuatro vientos el dolor
del pueblo; tomada de la mano de la reina de la feria, toda vestida de pureza y
amor, perfecta representación de la esclava social, pero que en mis ojos no
puede engañar a mi corazón.
Parece que las dos estamos
dispuestas a olvidar por una eternidad nuestros destinos y transformarnos una
vez más en marionetas y sacar adelante la farsa a la que fuimos programadas…
¡Amén!
Hoy, el miedo atrasado por fin me
alcanza. La reina de la feria volvió a nosotros pareciendo exigir su lugar en
esta suciedad. ¿Por qué mis manos sudan entonces? El peligro no existe más, no
hay nubes que amenacen con soltar un rayo para atravesarla, desfigurarla y
dejarla como emblema del escudo del poder asesino. ¿Por qué este miedo? Posiblemente
sea sólo la tristeza de reconocer la frustración universal de nosotros los
cobardes que preferimos aplaudir héroes antes de perder un milímetro de nuestro
confort.
Ante mi parálisis, le pido al cielo
que sea sólo amnesia temporal…
Dolorosa
promesa
Ni un solo grito, ni una sola queja,
ese cuerpo de hierro parece no conocer el dolor físico, dolor que quizá sólo
pueda descubrirse más allá de sus ojos. Reconozco esta escena, todo se repite
con una exactitud irreverente que parece salida de la mente torcida de Buñuel.
Por segunda vez la tomo de la mano mientras su sexo se abre para da luz a una
criatura condenada a sufrir las limitaciones impuestas por una tradición
milenaria, agudizada por la conciencia despierta de una reina de feria. Esta
niña que ahora descansa sobre el pecho de su madre ignora que l destino le
tiene deparada una corta vida de tranquilidad y armonía hogareña.
Sin quitar la vista ni un instante
de la criatura, la reina de la feria me hace oficial su decisión de continuar
con la lucha. El secreto está a flor de piel. No exijo explicaciones aunque no
alcanzo a comprender sus razones. No tengo otra opción más que aceptar la
responsabilidad futura de sus hijas, haciendo honor al compromiso imborrable
del madrinazgo. Y sin que en ningún momento esta conversación se distorsione en
un drama, las promesas quedan selladas mientras nuestros meñiques se
entrelazan.
Por un momento me siento culpable y
mi mente se nubla, ¿no debería ser yo la guerrera? ¿Dónde están mis agallas?
¿Qué me obliga a ocultar este volcán de inconformidad que está listo para
explotar? Si crecimos entre la misma abundancia falsa, ¿en qué momento le
creció la conciencia a una, mientras que a la otra se le enterraba en la
vergüenza de la tolerancia? El dolor me inunda éste es el castigo por mi pecado
de omisión.
-Escuchame
bien, vos sos mi memoria, mi historia. Mi historia que refleja la historia de
nuestro país. Cuidate y cuidala porque no faltará gente que trate de cambiarla
o peor aún, de anularla. Yo vivo en tu conciencia y vos continuarás en la
conciencia de los de después… ésa es tu lucha.
Dentro de estas circunstancias las
lágrimas no tienen cabida, el nudo en la garganta tendrá que permanecer inmóvil
un tiempo más. El dolor se agudiza al enterarme que estas niñas perderán a su
padre también, compañero fiel en la lucha que en estos momentos no tiene
sentido. Una lucha necesaria que hace víctimas a tantos inocentes, seres sin
rostros y sin nombres por lo que debería sentirme responsable, pero que mi
corazón rechaza, pues es más fuerte el amor egoísta que siento por las
princesas que crecerán sin reina ni trono. Hoy puedo reconocer la herida nacida
el día del encuentro, con la carne al rojo vivo redescubro mi cobardía y acepto
mi papel, aún y cuando no sé si podré cumplir con él.
Pensando en ti
Otra vez leyendo el periódico,
propaganda de opresores. Ayer hice lo mismo. No sé por qué insisto en hacerlo
cuando estoy segura que éste es el último lugar donde voy a encontrar algún
indicio que me indique que seguís viva. Tu presencia es tan real que hasta me
he descubierto hablándote, siempre en susurros para que nadie descubran nuestro
secreto. Aunque ahora no estoy segura que este silencio cómplice sea para
protegerte o protegerme. Tengo miedo que alguien descubra lo que sé. Este miedo
me obliga a seguir representando mi papel en esta sociedad, mientras cumplo al
pie de la letra con nuestra herencia. Por suerte mi ego me distrae cuando me
obliga a enfocarme en el orgullo que los nuestros muestra al verse revindicados
en mí, la perfecta representación de lo que te obliga luchar.
Hoy se cumplen dos años desde que te
descaeciste en la boca de la selva. Las niñas resignadas llaman mama a su
abuela. Yo, sin embargo no he tenido corazón para estar a su lado. El
resentimiento de tu abandono me llena de culpas, desilusión y rabia. No quiero
que ellas lo descubran en mis ojos. Otro acto de cobardía de mi parte. Ya ves,
todavía mantengo mi cabeza enterrada como una avestruz, mientras trato de
aplacar mi conciencia con el poder que me concede el dinero. Algo más y muy
importante, no sé si sabés que nuestro contacto murió ayer, el cáncer lo acabó.
Hace seis meses se lo descubrieron, fue demasiado tarde, estaba completamente
invadido, estarán velándolo en este momento. ¿Ahora qué? ¿Quién me va a hablar
de ti? ¿Hay alguien más dispuesto a correr el riesgo?
Malas noticias me llegan en blanco y
negro; lluvia de acero, explosiones de odio. ¿Estará tu mano de reina cubierta
con sangre de inocentes? Quisiera sentirme fiel a ti, a tu ideal, pero las
imágenes de niños sin padres y de madres con el vientre seco, me hacen temblar.
¿Violencia contra violencia? ¿Es justificable la mano asesina que trata de
acabar con otra igualmente asesina? ¿Habrá una excusa para las víctimas de la
guerra? Dime que tus anos de reina están tan blancas como las recuerdo, que tu
sentido de justicia está intacto… ¿Cómo hago para secar tanta lágrima a mi
alrededor?
Tiempo
de terror
¡6:00am, bonita hora para destrozar
esperanzas! Desde el umbral de mi puerta, una voz, antes familiar, ahora de
ultratumba se impone, hace que mis emociones se evaporen. No siento nada. No
puedo recordar cuándo me abandonó la costumbre de leer los periódicos. Frente a
mí la noticia tan temidamente esperada. ¡Es
ella! ¡La mataron!
Silencio.
No es noticia de portada. En la
página cinco, una foto mal enfocada con una lastimosa explicación: Cuerpo
mutilado es accidentalmente descubierto por campesinos. Las lágrimas se niegan
a brotar. El nudo sigue inmóvil.
Mi costumbres me visten y me levan
al lugar donde mis preguntas serán ignoradas. Necesito estar segura antes de
dar cabida a mi dolor. Mis sentidos anonadados me impiden reconocer tu muerto.
Voces hechas mariposas revolotean sobre mí incapaces de penetrarme.
Ante mí la reina de la feria,
descuidadamente cubierta con una sábana que se ha apoderado no sólo de su
silueta sino de su sangre. Muy cerca alguien mastica el chicle tranquilamente,
más allá un cigarrillo es prendido, hay alguien con un resfriado infernal;
estornudos. Salud, salud, salud Otra
vez la fuerza de la costumbre me hace
responder.
¡Discúlpeme
pero no tengo todo el día! Insiste una mariposa. Es mi prima, es mi única respuesta. Ya no hay nada más que hacer.
La reina de la feria está muerta.
Tras las firmas necesarias e
interminables advertencias de dejar las cosas tranquilas, recupero su cuerpo.
Ya habrá tiempo para llorar la pérdida. Me siento vencida, mi miedo me
aprisiona. Mi voz se apaga mientras que un sin fin de gritos aterradores se
pierden en mi silencio cobarde.
Todo debe hacerse rápidamente, no
puedo permitir que su madre descubra lo que queda de la reina de la feria. Una
bolsa plástica y una caja sellada son suficientes. ¿Por qué tanta crueldad?
¿Por qué la tortura? ¿Qué pasó con la famosa ley fuga? ¿Olvidaron sus asesinos
el tiro de gracia? ¿Es mucho pedir una muerte más humanitaria en esta lucha de
poderes?
El tiempo de terror apenas empieza.
Dos
segundos después
La semilla enterrada en mi
conciencia no puede germinar mientras huyo a mi auto destierro. Queda en el
olvido, único lugar que no amenaza mi cordura. Una nueva vida me espera en
territorios extraños. Muy pronto voy a estrenarme como extranjera. No más
reinas de feria que me quiten el sueño. No más secretos que me llenen de
culpabiblidad. Estoy a salvo, puedo volver a pintar paisajes, ahora ajenos,
donde l hambre, la persecución y la muerte prematura no tienen cabida. ¡Qué
fácil es pretender!
Dos egundos después, o fueron veinte años, trato de hacer
memoria, pero lo que atraviesa mi mente no son recuerdos. Son realidades, lo
vivo una vez más. Hoy es un día de fiesta. La paz llega al pueblo con unas
cuantas firmas y algunas advertencias de dejar las cosas tranuilas. No hay
lugar para rencores. La reina de la feria no es más que una triste estadística,
que hasta los fefensores de los derechos humanos se refieren en pretérito, sin
darse cuenta que un hecho de esta magnitud permanece en presente en la
conciencia colectiva.
Siempre.
La Semilla gemina, me trae dolor. La
culpabilidad de haber permanecido al margen del abismo me pesa. Al otro lado de
mi ventana llueve otoño, llueve gris, llueve acero. La reina de la feria se
hace presente. El ángel celeste de su mirada retorna a mi conciencia. El nudo
en mi garganta se desprende en reflejos de paisajes límpido, paraísos
terrenales donde el hambre, la persecución y la muerte prematura son el fondo
para cuadros al óleo llenos de historia.
Mi
denuncia.
Ahora
comprendo que el eterno terror de mi lucha no tiene nada que ver con la
violencia de ideologías cruzadas, con memorias que se niegan a ser recuerdos o
con gobiernos asesinos. Nunca fue. En mi patria o en mi destierro, hace dos
segundos o en este instante, la única batalla para mí sigue siendo el miedo de
reconocerme en el reflejo de mis propios ojos y aceptar que a pesar de esta pesadilla,
mi esencia puede convertir los recuerdos en recuerdos, mientras abraza mis
cicatrices.
La historia de la reina de la feria
vive en mi conciencia y seguirá viviendo en la de los de después.
Quizá ahora pueda llorar…
Términos especiales
Ametralladora,
arma de fuego automática
Impuestos de
guerra, pago que se hace a la guerrilla en el momento de ser interceptado o
interceptada. Puede consistir desde herramientas de carro, llantas de repuesto,
dinero, joyas, etc.
A flor de piel,
un hecho o un sentimiento que es obvio
Mama, nombre
cariñoso que se le da a las mamás o a las abuelas. Generalmente mama va seguido
del nombre de la abuela
Ley fuga, dar
esperanzas falsas antes de que alguien es asesinado. Este sistema era
comúnmente usado por los militares y los escuadrones de la muerte. Consistía en
decirle a la víctima que estaba libre y que tenía unos segundos para huir.
Cuando la víctima lo intentaba, era asesinada por la espalda y a sangre fría.
Tiro de gracia,
tiro que se da en la sien para acelerar el final a una persona que está herida
de muerte.
Vocabulario
Derrocar, derribar
a una persona de un cargo importante
Predominar,
prevalecer, sobresalir
Apogeo, punto
culminante o más intenso
Impregnada,
entrar hasta el fondo
Quijada,
mandíbula
Emanar/emanando,
emitir, desprenderse de un cuerpo
Plasmar, dar
forma, representar un sentimiento o una
idea en un medio físico
Magistralmente,
perfectamente
Bucles, pelo
rizado
Azabache, color
negro profundo
Savia, líquido
que emana de las plantas
Límpido, puro,
sin manchas
No tener
cabida, no pertenecen
Destello, luz
Abdicar,
renunciar a un cargo
Impensable,
imposible de imaginar o pensar
En la mirilla,
punto de enfoque
En la cuerda
floja, sin mucho balance, en peligro
Tul, tejido
casi transparente
Raída, muy
gastada por el uso
Delatar, poner
en manifiesto
Traspasar,
atravesar
Falacia,
mentira
Aplastar/aplastadora,
derrotar, destruir
Encajes,
tejidos muy delicados
Desplantes,
acto de arrogancia o insolencia
Enmascarar/enmascarada,
cubrirse con una máscara
Marionetas,
títere o muñecos que se mueven por medio de hilos
Farsa, engaño
Agudizar/agudizada,
hacer algo más intenso
Deparar/deparada,
presentar, conceder, dar
Agallas,
valentía
Lluvia de acero,
lluvia de balas
Destrozar, despedazar,
destruir
Ultratumba, más
allá de la muerte
Mutilar/mutilado,
faltando ciertas partes del cuerpo, cortar partes de un cuerpo
Dar cabida,
abrir un lugar o espacio, aceptar
Revolotear,
mover las alas rápidamente
Estrenar/estrenarme,
presentar por primera vez
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